jueves, 29 de abril de 2010

Un domingo de Cuaresma



Un viento sopla agitado
un primer domingo de cuaresma.
El padre joven da comienzo a la eucaristía;
mientras el viejo sale por la puerta trasera.
De civil cómo cualquiera,
sin sotana era igual que todos,
pecadores o justos
expuesto a ser victima
de este paupérrimo mundo actual.
Su sangre santiguada corría igual
cómo ese río junto al cementerio de penas
ulcerado por la malicia.
Fue así, que en su devoto afán
entró por la última avenida,
dónde ni un ángel ni un demonio lo protegía.
Y si... Allí fue el cordero elegido
la sotana ya no era su armadura
ni su espada la fe.
Allí era tan humano
cómo el adicto hambriento y ebrio
que con su mano
temblorosa, pero ágil
ultimó su legado humano.
Este domingo de cuaresma
el viento sopla igual de violento;
y el padre José se fue con él.

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