miércoles, 14 de abril de 2010

Introspección



Como refilón de bala ardiente
que quema afilada silueta
se va esquelética y ambulante
la vida en las tardes de marionetas.

Se ve que sus hilos dan vida
con vertiginoso movimiento
estirando y jalando sin medida
su sufrir con el contentamiento.

Su cara hace un gesto al aire intenso
como queriendo decir, “ya basta.”
Mientras el marionetero supremo e inmenso
resguarda su vida y no la gasta.

Una insurrección de pensamientos
hacen victoriosa la batalla de existencia
que termina al sonar de movimientos
como clásica balada de experiencia.

Se rompe un hilo estrepitoso
haciendo caer la obra
más siendo del cielo bondadoso
lo remienda sin hacer zozobra.

Bienvenido seas a la carpa
donde todos danzamos como títeres
que al son de un ángel con arpa
divisamos un crepúsculo de menesteres.

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