miércoles, 7 de abril de 2010

Armonía solemne



A lo lejos se ve imponente,

desde la cúspide asfixiada de un monte

el recorrido axiomático de la gente

que enmarañada sucumbe en un desconsuelo eminente.


Visten ropas lúcidas y espectaculares,

aunque harapientos por dentro.

Viven en mundos insípidos y de espíritus pobres

añorando una ventana abierta hacia un infinito auto-encuentro.


Buscan asilo en un corazón humilde

cómo la sonrisa de un campesino frente al sol

cargado de esperanzas reales que sólo él comprende

Dignatario elegante aun con manos al estiércol.


¡Desalojen! habitantes de cumbres alpinas

¡Deshabiten al fin sus pesados caparazones!

Para que palpen la vida complacientes,

hasta el ocaso que a lo lejos se esconde en las penumbras.


Dejen libre de sus pechos exhaustos

el orgullo que más los corroe.

Vivan libres con manos a los vientos,

deslizando en sus dedos fulgores.


Hoy se vive el presente imponente

Omnisciente al que quiera entenderlo.

Pero en tiempos así de repente,

basta un dedo en un mapa y borrarlo.


Plasmo en ti que ahora me lees

un sentir que llevaba incrustado,

que desato en puntos cardinales

y reposo en tu mente acabado.

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