miércoles, 14 de abril de 2010

Diluvio



Llueven vivas lágrimas de pesares
derramadas en cascada elevada
que cae desplomada madrugada
en aurora que tiñe almas impares.


Se llenan a plenitud las tinajas
que sofocan las flamas de las sedes
de los desiertos que arden como héroes;
vientre de un fénix disipado en franjas.


Remolino es el pensar abatido
que ahoga a un marinero en aguas mansas
revueltas de tristezas y esperanzas
sepultadas en panteón hundido.


Derretida se va con la nostalgia
un deseo abrumador que prendido
recuerdo se nubla bien escondido
en un tormento que angustia y contagia.


Se da un adiós con mirada fría
que nunca quisiera descongelarse
pero es ya tarde para retractarse
y se desvía en llantos la alegría.


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