miércoles, 7 de abril de 2010

Estación pleamar voceando afición



En una playa larga y extendida
de arenas blancas y brillantes
rugía el mar fascinante
entre un tibio sol de despedida.

Ví el arco-iris extendido
hasta dónde daba la vista
y en su punto más alto y escondido
ví el rostro iluminado de mi conquista.

Dos estrellas precoces de aquella tarde tibia
saludaban cómo luciérnagas
el pensamiento que me ocurría
haciendo así de mis pupilas mi más grande alegría.

Plagó mi pensamiento una tormenta
que desde lejos presagiaba indiscreta
que de un solo golpe e intrépida
borrara de mi sien tu imagen impregnada.

Más no condeno a esa cruel tempestad
por querer borrar cuan eterna belleza
que ni por honda tristeza
la dejaría en libertad.

Grito a los cuatro vientos
en los puntos cardinales
que soplen prepotentes
y me llenen de tus recuerdos.

La conquista fue de muchos
que querían poseerla
pero en este mundo tan redondo son pocos
que en un aposento pudieron ponerla.

Sí, la brisa enfría el pensamiento
lleno de recuerdos interminables
transeúntes de emociones
efervescentes…

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