domingo, 18 de abril de 2010

Bebido de la Vida


Sorbo a sorbo con robusto sabor
desde las mañanas de mi niñez
de escuela matutina y fervor
que despertaba alusiva madurez;
así bebía mis días...

Miraba en el oscuro fondo
de la taza dorada de india
cómo la vida, aun en lo hondo,
nutría la curiosa duda que incendia.
Y, así pasaban mis días...

Llegada la tarde turquesa
trayendo consigo frescura
que insinuaba como duquesa
belleza que nada oscura.
Y, así llevaba mis días...

Aromático néctar de altura
que calma las ansias del sueño
que no duerma la cultura
que del ser humano es su empeño.
Y, así pedía a mis días...

Bebamos la vida, por muy oscura que esté,
como la mejor taza de café
que su aroma merme el amargo sueño del que desperté
y llene a fondo de esa infinita fe.
Así termino mis días.

Bebido de la vida...

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