viernes, 23 de abril de 2010

Tarde de febrero


Tarde de febrero
dos palmeras osilando
viento del pacífico entero
y un ruiseñor en la cumbre cantanto.

Se descongela el hielo
frizado de la mente
invernal sigue el cielo
y se deshoja un presente.

Huir le queda al invierno
ser preso del tiempo lo mata
se fuga su fuerza en tierno
suspirar que al sol encanta.

Crepúsculo de arco-iris
arde en el horizonte
y la mar se agita en gris
con sus tumbos de azote.

El pincel de un pintor se agita
al brillar semejante paraje
que despide el día que evita
ser cubierto de luna en blanco traje.

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