jueves, 29 de abril de 2010

Herida de Un Viento Espeso



Despierto en una isla de sal
bajo tibio refugio de sábana
que como carpa militar en sabana
resguarda todo del maldito mal.

Vertían memorias de los ojos sin saberlo
goteaba la nostalgia en la quebrada del alma
mientras te preguntas si en mi corazón empalma
el arpón, que con gran impulso tu puño quiso enterrarlo.

La decepción fue mi compañera
me consoló con mano de santa
tratando de hilvanar un rencor que se agiganta
con las notas de una llovizna mañanera.

Tu rostro es un espejismo narcisista
sediento e insaciable –obsoleto.
Ya no da calor a mi momento
por mucho que chispee mi conquista.

Remesones de tu terremoto
es ahora mi cuerpo disecado
desangrado por un rato de pecado
que ahora busca remonto.

Ahora que te penetre mi recuerdo,
es lo único que sentirá tu piel
cuando la zanja de tu ser anhele mi miel
que aunque dispuesta, ajena estará por acuerdo.

Dichoso el que con su acto maratónico
deshizo el esfuerzo enorme y dedicado
que ahora es trofeo desechado
dónde se funde mi papel protagónico.

Así, ese día irónico lo dejo prensado bajo el peso
de mi dolor agudizado
bajo el caparazón de mi corazón destrozado
que se cicatriza bajo el ala de un viento espeso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario