lunes, 31 de mayo de 2010

Escudo de Avivamiento


No se esconde bajo el escudo
hecho de azúcar y de sal;
la amargura que brota del mal
que perdura en un cuerpo desnudo.

El corazón asila enardecido
bajo el encapotado cielo;
el aliento que frisa como hielo
el soplo de vida que queda enmudecido.

Vertiente de ojo de agua escondido
bajo lo profundo del hastío renacer
conducto evadido por el atardecer
que lleva la hipocresía de origen conocido.

Empantanadas de promesas se van las horas
rompiendo el dique de un pecho firme
que de voluntad rige y dice –no quiero irme,
sin antes despedirme de la tierra que adoras.

Se toma el camino angosto del sufrimiento
se para sobre las espinas del usurero
se remiendan los pantalones del obrero
se detiene la vida en el portal de avivamiento.

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