martes, 4 de mayo de 2010

Crónica de Un Viejo Café


En el rincón del viejo café esquinero,
se encontraba un mundo de viviencias
vidas todas distintas en el refugio efímero
buscando el escape alentador de las coincidencias.

Aquel anciando mirando entre el cristal de su nostalgia
daba un sorbo súbito al café que calentaba su alma,
que sumida en el pasado, le reclamaba en otalgia,
que ensordecía al clamor de un viento en calma.

Jóvenes, hombres, mujeres y estudiantes ventilanban su ser
entre los diálogos hipérboles, extremistas entre el mal y bien.
Corría la cascada de sus ilusiones como fetos sin nacer,
encerrados en bóveda sin combinación y sin luz también.

Sólo el parto ayudado por un rayo de luna
daba a luz a esa esperanza inolvidable
la que a un pasado, presente y futuro encuna
para crecer como la arena del mar... Interminable.

El rincón del viejo café sigue dando vidas y despidiéndolas
sigue allí plantado sobre la piedra inderrumbable de la vida
vertical sobre el horizontal maligno que pasea en góndolas
sin dar tregua, sin pena ni gloria evitando su caída.

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