domingo, 17 de octubre de 2010

Tronco de Confianza


Aférrome con los dedos
hechos pedazos y ajenos
residentes de venenos
que implantan palpables miedos.

Caladas quedan mis manos
en la mortaja de olvido
adornando lo vivido
en casa de los paganos.

Clavo mis uñas de rabia
en el tronco del presente
desangrándolo en ardiente
flama interna que es más sabia.

Se para la conmovida
esperanza del futuro
haciendo grietas al muro
que la deja desvivida.

Ya para el mundo es rutina
estrellarse cara a cara
con la hiel que descascara;
sin dulzura lo elimina.

Se echa mano al salvavidas
bajo el asiento trasero
en el vuelo mañanero
incierto de las caídas.

Quedo mejor refugiado
bajo el eclipse tardío
de una luna en el vacío
de un infinito mellado.

Tendidas están las manos,
que condenan sin franqueza,
las que nadie por tristeza
las toma por ser de humanos.

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