sábado, 9 de octubre de 2010

Sueño Ardido


Ardido bajo el sol que dora las ganas
miro hacia el sur de tu curtida tez
que hace movimiento como ágil pez
y va revolcando las memorias profanas.

No consigo despejar tu cuerpo moreno
que desnudo flagela el pensamiento
y la mirada atónita que en contentamiento
penetra la encrucijada que marca tu terreno.

Los despertares imaginados
bajo el manto de sus simétricos pechos
con aureolas dibujando mares en lechos
ahora se pierden en horizontes espinados.

Las manos que hacían surcos
sobre la arcilla de los tejidos,
engrosando el mástil de los gemidos;
dejan sus huellas fantasmas sobre ecos.

Hacer de tu pelvis el manantial de la vida
embriaga la entrada y salida de mi hombría
y es ahora el vía-crucis donde la cruz abría
el paraíso terrenal de tus piernas en ida.

Ya el ébano y el coral son más oscuros
que el resplandor que deja el sudor
de entre tus piernas que desmoronan con pudor
del trajín de tus caderas hamaqueando fuertes muros.

Hasta aquí llegó ese sueño morena y mestiza
la memoria guarda el estero de mi mar
abierto de par en par
para rociar esencia angelical en el halo de tu riqueza.

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