viernes, 1 de julio de 2011

Una Ramera En Cuaresma



Ayer te vi con la frente manchada
me pregunté si era un morete o quizá ceniza;
fue entonces que también te vi hincada
en ferviente oración y sumisa.

Irreconocible rostro maquillado de costumbre
y embebido por amnesia aguda
figura sagrada confundida en muchedumbre
y una minifalda esperando ser muda.

Termina el servicio santo
apurada en ansias abortas tu casto atuendo
y como luz de luna esperas vender tu encanto.
Radiante vestimenta de fornicar insignia: ya entiendo.

Varios fieles brindan tu sustento
y en la misa te ven de reojo
tomados del brazo desean tu aliento
cubriendo tu rostro manchado de enojo.

Cada mañana te duchas con las malas lenguas
desayunas y almuerzas en la boda de la vecina
y cenas de la mano de hombre casado y sin treguas.
Sí, te dicen el mal antiguo, y para muchos sos medicina.

Suenan las campanas en cuaresma esperada
se oye el eco al doblarse rodillas
mientras se abren tus piernas y desesperada
quisieras huirle al lobo a cosquillas.

Es tiempo de recordar un sacrificio
la deuda con sangre fue saldada
no hay que ser Judas de oficio
amémonos todos, sin olvidar la desramada.

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