Aquella noche de luna llena
con tus ojos brillantes
y almendrados iluminaste
las veredas y cañadas de mi pena.
Junto a las faldas del cerro
de la incertidumbre
plantaste un árbol de cedro
que frondoso el calor sofoca siempre.
Irónico su sombra ahora te cobija
cuando insolada y desprolija
revuelves los remanentes de tu capricho.
Refréscate ahora habiendo esto dicho...
Soplan los vientos del occidente
junto a la playa de tibia noche
con luceros parpadeantes sin reproche
guiando una esperanza al oriente.
Como obra literaria
comparas y contrastas;
y como pesa romana adversaria
mi amor crucificas.
Pero mi amor siendo ágape manjar
deja en su mesa tu plato
para que cenes un rato
y no te eches a la mar...
con tus ojos brillantes
y almendrados iluminaste
las veredas y cañadas de mi pena.
Junto a las faldas del cerro
de la incertidumbre
plantaste un árbol de cedro
que frondoso el calor sofoca siempre.
Irónico su sombra ahora te cobija
cuando insolada y desprolija
revuelves los remanentes de tu capricho.
Refréscate ahora habiendo esto dicho...
Soplan los vientos del occidente
junto a la playa de tibia noche
con luceros parpadeantes sin reproche
guiando una esperanza al oriente.
Como obra literaria
comparas y contrastas;
y como pesa romana adversaria
mi amor crucificas.
Pero mi amor siendo ágape manjar
deja en su mesa tu plato
para que cenes un rato
y no te eches a la mar...
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